Desde mi adolescencia siempre sentí una verdadera pasión por el mundo empresarial. Nunca tuve un empresario en mi entorno cercano, una figura que me guiara en el camino, así que lo fui haciendo sin referentes.
Con 14 años ya soñaba con montar una empresa de moda, juntamente con una amiga. Teníamos ubicada cada área de la misma, diseño, ejecución y administración. Por supuesto, a mí me tocaba el papel de Gestión y administración. Ese recuerdo sigue muy vivo en mi memoria, y más teniendo en cuenta que mi primera empresa mantuvo el nombre que le dimos en ese momento a aquel proyecto, y esta empresa sigue viva y facturando a fecha de hoy.
Toda mi formación se ha enfocado siempre en el mundo empresarial, desde que empecé en el antiguo FP, en lo que se llamaba “Administrativo” por aquel entonces.
Cómo anécdota contar que yo era una muy buena estudiante, por tanto, cuando decidí estudiar FP, no cesaban las preguntas de ¿Por qué vas a FP con las buenas notas que tu tienes? Mi respuesta era bien sencilla: porque tengo claro lo que quiero, y esto es lo que mejor me va a servir a ese fin. Hecho que pude ratificar en los trabajos en los que estuve.
Después de FP, hice la diplomatura de Empresariales, me formé en Auditoría, Office, y un montón de formaciones complementarias que me iban llamando la atención por el camino. Ya empezando en el mundo laboral estudié la licenciatura de Administración y Dirección de empresas.
Este campo de interés iba acompañado de otra área, que en nada se parece a los números. Un interés innato por el comportamiento humano, lo espiritual y todo aquello que no podemos ver con nuestros ojos. O sea, un mundo totalmente opuesto a esa otra pasión. Vamos, que no leía los típicos libros de niños de 15 años sino libros como las 9 revelaciones y otros relacionados con las emociones y el cerebro, o con el mundo budista. Libros como estos eran los que formaban parte de mi tiempo de ocio.
Trabajé por cuenta ajena durante 13 años, en grandes empresas como Binter, en el departamento de Contabilidad, y en asesoría, donde asesoraba y gestionaba muchas PYMES.
En el año 2010, en plena crisis económica, comencé mi andadura como empresaria individual, asesorando y gestionando PYMES. En este periodo inicial también hice el Máster en Tributación Empresarial del Escoex, actualmente Universidad del Atlántico Medio.
Asesoro a empresas en fiscal, gestión, administración y también realizaba trabajos de Controller (sobre todo en el área de Dirección Financiera) para varias PYMES.
Después de muchos años analizando y asesorando en los números de las empresas, me di cuenta de que las PYMES no hacían los cambios necesarios para que esos números cambiaran, y realmente, cambiaran los resultados de sus empresas, y sus vidas.
Y ahí es cuando vengo a enlazar mi otra pasión, el comportamiento humano, el ayudar a las personas, en este caso centrados en el mundo empresarial, a poder hacer los cambios necesarios para que esos números que analizamos puedan cambiar.
Porque los números por sí solos, no hacen cambios, es necesario que las personas que están detrás de ellos (es decir, toda la empresa) tomen las acciones necesarias para darle la vuelta al marcador.
Por eso me formé como Coach en la escuela Darte, formación en PNL, y también como Coach Empresarial con LORTU.
De esta forma, uniendo en la empresa mi pasión por los números y mi pasión por las personas, mi objetivo y mi misión es conseguir que las empresas sean lugares mejores donde todos los que forman esa empresa se levanten por la mañana con ganas de acudir.
Pasamos la mayor parte de nuestra vida en nuestro trabajo, y por tanto, es nuestra “obligación” como sociedad, el cambiar el mundo en el que vivimos, que en los últimos años está completamente revuelto, para conseguir una mejor calidad de vida en nuestro lugar de trabajo. Hay mucho que hacer para lograrlo, y yo, con mis conocimientos, mi experiencia, y mi andadura de autoconocimiento y de trabajo personal, puedo contribuir a que las empresas sean mejores lugares. Los resultados se basan en las personas con los medios y recursos necesarios, por tanto, para conseguir cambiar los resultados necesitamos contar con las personas con las que colaboramos, directa o indirectamente.